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Parc del Laberint d'Horta, 2009 |
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Mirando hacia París desde la Torre de Collserola, 2009 |
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Un domingo por la mañana en Sant Antoni, 2009 |
Diez
años... con sus momentos de alegría, de decepción, de esperanza, de
borrachera, de tristeza, de risa, de nostalgia de mi país de origen, de
descubrimiento de mi país de residencia... En algunos momentos, me he sentido dividida entre dos países, dos hogares, y ya no sabía muy bien dónde me sentía más cómoda: ¿"guiri" en Barcelona o turista de pasaje en París? ¿Me sentía de los dos lugares a la vez? ¿De ninguno? Me ha pasado de tener las lágrimas en los ojos cuando el
avión despegaba de París, y de sonréir feliz como una niña viendo
Barcelona por la ventana del avión. De los dos, pues...
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Park Guëll, 2010 |
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Huelga general, 2010 |
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Por el Poble Sec con la Compagnie Nicole Seiler, 2010 |
Diez años durante los cuales la distancia con mi gente en Francia iba chocando con el entusiasmo de conocer a tanta gente nueva en Barcelona. Mirando hacia el otro lado de los Pireneos, no podía evitar pensar: "No puedo estar con mi gente de Francia para todos los momentos importantes que cuentan para ellos, me los estoy perdiendo." Y me llenaba de tristeza, de nostalgia. Tardé un poco antes de enterarme de que ellos también iban perdiéndose momentos importantes de mi vida en Barcelona... El tiempo ha pasado, algunas amistades no pudieron superar los kilómetros de distancia y se han ido deshaciendo. Otras no han hecho más que fortalecerse porque al fin y al cabo, la distancia entre París y Barcelona no se mide tanto en kilómetros. El camino que separa (o no) en este caso se mide más bien en términos de elecciones de vida, de maneras de vivir. Me di cuenta que al fin y al cabo, la distancia entre París y Barcelona es más psicológica que física.
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Fiestas de Santa Eulàlia, 2011 |
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Acampada de los Indignados en Plaça Catalunya, 2011 |
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Casa Batllò, 2011 |
Diez años durante los cuales he conocido a muchísima
gente, de muchísimos países diferentes, reunidos en una ciudad tan multicultural, que aparecían en mi vida como un torbellino cosmopolitano. He perdido a muchísima gente también. Gente que se ha ido de Barcelona, que sólo ha pasado rápidamente por la ciudad y por mi vida, gente que ha
desaparecido, que ha cruzado océanos. Pero todavía me pasa de ir a una fiesta, en la cual van apareciendo amigos de amigos de amigos, convirtiendo la fiesta en una especie de reunión improbable de gente de todos los horizontes. Barcelona, la ciudad que acabó juntando a una gabacha y a un madrileño que ni siquiera tenían ganas de ir a esta fiesta de fin de año... Diez años de encuentros,
desencuentros... y reencuentros.
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Instalación en mi nuevo piso, 2013 |
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Festival Primavera Sound, 2013 |
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Festival Cruïlla, 2013 |
¡Diez años de contradicciones también! Barcelona, eres majestuosa, turística, fiestera, cara, acogedora, presumida... Vivo en una ciudad de la que me enamoré, de la que me cansé, que incluso
pensé en dejar varias veces, que me ha vuelto a enamorar... Ahora, después de diez años en la ciudad, me permito vocalizar mis críticas, el miedo que tant@s vecin@s tenemos frente a la especulación inmobiliaria, la irritación viendo cómo el turismo masificado hace pasar en segundo plano a los residentes, cómo prefieren los invertidores convertir salas de conciertos en salas de espectáculos-de-flamenco-para-turistas... Después de diez años, también me maravilla la capacidad que todavía tiene Barcelona de sorprenderme, de llevar mis pasos a sitios que aún no conocía.
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A orillas del Mediterráneo, 2014 |
En fin, ¡diez años de vida! A veces la
gente me pregunta “Pero entonces te vas a quedar toda la vida en
Barcelona, ¿no?” Pues no lo sé, la verdad. Puede que llegue a cansarme de
verdad, ¿quién sabe? O simplemente puede que me surjan otras
oportunidades en otro lugar de España o del mundo.
To be continued...
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